Tragos Felices: Primavera de hoteles
Madrid, Londres, México, etc: beber de lujo en hoteles de lujo
Quizás debería mi médico suscribirse a Jaibol. El otro día se asombró al ver mi colesterol disparado. Muy por encima de la analítica de octubre. Pero cuando te dedicas a lo mío, sabes que hay dos periodos especialmente intensos: de octubre a diciembre y luego de marzo a junio. Mi colesterol se dispara por la misma razón por la que no recibes noticas de Jaibol: paso tanto tiempo comiendo y bebiendo que no tengo tiempo para nada más.
Estas semanas frenéticas, como ya adelanté en mi última carta, estuvieron marcadas por los hoteles. Al enviarla, pasé una noche en el Four Seasons de Madrid. Escribo lo que estás leyendo en el Clarion The Hub de Oslo. Aunque no siempre haya conseguido descansar en estos hoteles (conciliar sueño y viajes no es algo que se me dé muy bien), siempre he conseguido tomar unos cócteles, muchos de ellos bastante buenos.
Desde su inauguración, sobre la que escribí nada más lanzar la newsletter, el Four Seasons se ha convertido en un ícono de Madrid. Junto con The Madrid EDITION, el MO Ritz y el Rosewood Villa Magna, han revitalizado un segmento, el de los cinco estrellas de lujo de verdad, en el cual la capital española tenía mucho retraso. Es un hotel realmente extraordinario, de los mejores en los que me haya alojado. Pero imagino que no lees esto para que te hable de colchones y in-room amenities sino de oferta líquida: el Isa (o más bien Isa Restaurant & Cocktail Bar, su nombre oficial) del Four Seasons es parada obligada incluso si no te alojas en el hotel. Bajo la dirección de Miguel Pérez, este bar es un digno representante de la tendencia internacional dominante: cócteles limpios, basados en dos o tres ingredientes, relativamente bajos en alcohol y de sabor muy nítidos. Y el equipo sabe crear cócteles de estilos variados. Recomiendo, por ejemplo, probar Tierra, un cóctel sensacional a base de whisky japonés, remolacha amarilla fermentada y destilado de laspang souchong antes de pasar a Yogur, un trago largo de ginebra con un cordial de fresa fermentada, agua de coco y un destilado de tomillo limonero.




Una semana después, me alojé en el igualmente excepcional Rosewood de Londres (no creas que me paso la vida en este tipo de hoteles, tan solo soy un modesto autónomo que a veces tiene suerte). Los buenos bebedores lo conocen sobre todo por su Scarfes, un bar que entró en la prestigiosa lista World's 50 Best Bars tan solo en 2023 pero que, bajo la dirección de Martin Siska (que acaba de anunciar su marcha), lleva varios años en bocas de muchísimos conocedores. Es fácil de entender porque: el espacio, de madera oscura, es cálido y acogedor, y el servicio, impecable (ni demasiado distante, ni demasiado cercano, siempre muy sensible al estado de ánimo del cliente). ¿Y los cócteles? La última carta capitaneada por Siska ilustra perfectamente lo que llamaría ‘alta coctelería burguesa londinense’: cócteles clásicos retocados con ingredientes exclusivos y algo de técnica de alta gastronomía (lo justo para hacerse notar sin pasar a ser vulgar u ostentoso). El Crescent City es un Rob Roy con Macallan 12, vermut de plátano y pandan. El Zingy Stardust es un Gimlet con Bombay Premier Cru, moscatel, lima kaffir y neroli. El Pikatini es un Vodka Martini con miel fortificada con Tio Pepe y cocinada con hoja de olivo y piel de limón. Todo muy fino y elegante. Más allá del Rosewood, es bien sabido que Londres es la capital mundial de los bares de hotel. En este viaje no pasé por los míticos Savoy o Connaught, pero aproveché para visitar el Brown’s Hotel y el Donovan de Salvatore Calabrese, donde me esperaba Federico Pavan (que trabajó en Madrid al principio de su carrera, hace casi 15 años). El Adrenaline (Old Tom Gin, Amaro Lucano, regaliz, Grand Marnier, vinagre balsamico) hará las delicias de los fans de Martínez y el Wanderlust (licor de ciruelas, manzanilla, piña fermentada, ron jamaicano) tiene un rollo muy Isa. Y mis visitas a Lyaness y Velvet también me dejaron buenas sensaciones.
En marzo, en México, pasé por supuesto por Handshake. Técnicamente no es un bar de hotel, ya que es un bar independiente con su propia entrada, pero está situado en el NH Reforma. El Salt 'n' Pepa, que incluí en mi lista de los mejores cócteles del año pasado, sigue siendo un cóctel espectacular, y qué decir del Fig Martini... Entre las nuevas bebidas, mención especial merece el Coconut Tarragon, una mezcla de tequila, coco, palo santo, fino y estragón que puede parecer sorprendente pero que resulta impecable. En el podio mundial el año pasado, Handshake acaba de ser nombrado mejor bar de Norteamérica por 50 Best Bars.




De vuelta a Iberia, mención especial para algunos proyectos interesantes. Bajo la dirección de Flavi Andrade, el Rossio Gastro Bar, en la azotea del Altis Avenida de Lisboa, va viento en popa. Su nueva carta de coctelería está llena de sorpresas. En Gran Canaria, tuve el placer de reencontrarme con Raimondo Palomba, cinco años después de mi última visita al Atelier del hotel Bohemia, que dirigió con brío. Ahora, al frente de los bares del grupo Lopesan, está creando identidades fuertes para bares que pronto estarán en boca de todos como el Bar Central del Costa Meloneras y Suru en el Faro de Maspalomas. Por último, es difícil no admirar la belleza del Nobis Hotel de Palma de Mallorca. Su bar Mirall está ubicado en una sala sobrecogedora, un espacio absolutamente único que no se parece a ninguno de los bares que menciono hoy. Los cócteles, creados por Rodrigo Alvarez, son muy prometedores. No me extraña: ha pasado por el grupo Ginbo (el local homónimo, Chapeau 1987 y Sala de Personal) e Isa. Algo habrá aprendido de camino.
Por supuesto, bebí también fuera de los hoteles. Quizá vuelva a hablar pronto de algunas de estas experiencias. Mientras tanto, algunas menciones: dos Manhattans clásicos y extraordinarios en Satan's Whiskers (Londres) y Brujas (CDMX); la mayoría de los cócteles (finos, elegantes, inteligentes) de Silver Leaf (Londres); el Fragolino Spritz de Tayer + Elementary (Londres); el French Fruit (calvados, agua de manzana, sidra de hielo) en Cul de Sac (Valladolid), el Vell Cuba, un twist para modernos del Old Cuban, en Marlowe (Barcelona) y, en Sala de Personal (Palma de Mallorca), dos cócteles mágicos: el Pérez Williams (Matusalem 15, Poire Williams EDV, sidra, apio y pera) y el M&M (vermut, mantequilla, agua de tomate y fresa).
Lista de estrellas
La mayoría de los bares españoles y portugueses mencionados arriba también han sido premiados en la lista Top Cocktail Bars, cuya edición 2024 se presentó hace un par de semanas en Madrid.
El higienismo levanta la cabeza
No sé si te has dado cuenta pero cada vez aparecen con más frecuencia artículos en los que se advierte contra el consumo de alcohol. También habrás notado, como yo, que estos artículos, en lugar de centrarse en el consumo problemático de alcohol, pretenden problematizar el consumo a secas. Además de su temática, estos artículos tienen algo en común, y no me refiero sólo al hecho de que estén escritos por periodistas cuarentones que probablemente han recibido, como yo, un susto por culpa de un analítica y están revaluando su vida (« ¿Qué habré hecho de mi vida? », se preguntan. La respuesta es sencilla: vivirla). No, más significativo me parece que compartan todos las técnicas tendenciosas del periodismo amarillo. En primer lugar, pretenden cuestionar el consumo « normalizado », es decir el consumo aceptado por la sociedad, pero entrevistan sobre todo a (ex) adictos, es decir a gente fuera del marco de « lo normal » (en España, según la OMS, tan solo 1,5% de lo consumidores tienen un consumo problemático). En segundo lugar, los números y datos que utilizan siempre tapan otros números y datos mucho menos alarmantes que no mencionan (¿Tan urgente es tomar medidas contra el alcohol si en el marco supuestamente deficiente actual hemos bajado el consumo un 25% en 30 años?). En tercer lugar, hacen afirmaciones tajantes que son incapaces de demostrar y que tienen más que ver con un posicionamiento moral que científico (« beber más de tres días a la semana no es bueno », llegué a leer sin saber de dónde sacan la info).
El alcohol es un veneno, hay que cuidarse, evitar el sobreconsumo, etc. Pero, sobre todo, hay que rechazar el alarmismo de los millenials que entran en pánico cuando realizan que han alcanzado la temible mediana edad. Se saben condenados a la alopecia, el gimnasio y el agua mineral y quieren que les sigamos el rollo. Según el Ministerio de Sanidad, un hombre puede beber medio litro de cerveza al día (o 25cl de vino) sin correr peligro y, en contra de lo que afirman los apóstoles del riesgo cero, es muy probable que este nivel este inferior al de riesgo real (para las mujeres, el ministerio recomienda la mitad, una diferencia considerable comparada con otros países de nuestro entorno que da buena idea de la escasa fiabilidad de la recomendación).
Recuerda: el mejor libro del mundo se llama Mueble Bar y comprarlo es imprescindible.
François Monti es el autor de Mueble Bar y lleva más de una década recorriendo los mejores bares del mundo. Y cuando no está viajando, se está preparando cócteles en casa. Más tarde, escribe sobre la experiencia. Es el autor de otros tres libros, incluyendo El gran libro del vermut y 101 Cocktails to Try Before You Die, y ha colaborado en muchas publicaciones internacionales. Su trabajo ha sido nominado a varios premios, entre los cuales se encuentran los World Gourmand Book Awards o el Best Cocktail & Spirits Writing en los Spirited Awards (los Oscar de la mixología). Desgraciadamente, no ha ganado ninguno, así que no le queda más remedio que seguir bebiendo para escribir. Monti también se dedica a la formación. Es docente del Master Wine & Spirits Management en el Kedge Business School en Francia y ha impartido conferencias alrededor de todo el planeta en los eventos más importantes del sector. Ya que también tiene que comer, es socio de la agencia de estrategia Amarguería. Desde el 2020, Monti es el Academy Chair para España y Portugal de The World's 50 Best Bars. Según la revista Drinks International, es una de las 100 personas más influyentes de la industria del bar a nivel global.
Es, comme d'habitude, un gran lujo viajar de tu mano, querido François, y celebrar que sigas contándonos los lugares que visitas y los tragos que te tomas.